¿Antonio Carmona fallece?, ¿es verdad que murió?
Conozca si es verdad que fallece Antonio Carmona, ¿realmente murió el cantante? ¿Qué se sabe del rumor de su muerte? A continuación, los detalles.
Decenas de usuarios han buscado en las últimas horas si es verdad que fallece Antonio Carmona, el cantante gitano de flamenco español que nació el 21 de mayo de 1965 en Granada, España.
Hasta el momento se desconoce cómo surgió dicha consulta que han mantenido algunos internautas en los motores de búsqueda, pues no se ha encontrado algún material por el que haya comenzado el rumor, tal como el caso de otras figuras públicas.
Sin embargo, es usual que en las distintas plataformas de internet se realicen búsquedas similares para conocer la verdad sobre supuestas muertes de personas reconocidas, lo cual se debe, sobre todo, a bulos que circulan en redes sociales.
Al igual que en estos casos en mención -donde figuran bulos de actores, cantantes, creadores de contenido, deportistas, empresarios, ‘influencers’, políticos, entre otros- es falso que fallece Antonio Carmona.
No es verdad que murió Antonio Carmona
Antonio Carmona está vivo y, contrario al rumor de su muerte, el destacado artista de 59 años se ha mantenido activo en sus redes sociales, principalmente en Instagram.
Solo en el último día, el hombre compartió una historia y una publicación en la red social de Meta, donde se puede apreciar que, aparentemente, el músico no ha sufrido ningún evento trágico en su físico o en su salud.
Considerando lo anterior, cualquier señalamiento o publicación dando a entender que muere Antonio Carmona es falso.
Consecuencias de la desinformación
De acuerdo a CiberLatam, entre las consecuencias sociales, políticas y económicas de las fake news (noticias falsas) se encuentran:
- Influye en decisiones electorales.
- Provoca pánico en situaciones de crisis.
- Daña la confianza pública.
- Divide comunidades.
- Socava la democracia.
Latinoamerica21 coincide con CiberLatam, señalando que el fenómeno de la desinformación, mismo que suele darse en las figuras públicas de distintos rubros, representa una amenaza para la democracia debido a que puede “debilitar la credibilidad del proceso electoral”.